jueves, 22 de diciembre de 2016

Extracto del relato de "Superluna", de la novela "El joven que subió a la montaña y regresó para contarlo".


“Un canto misterioso se apodera del aire que circula a los pies del cerro, es ¡el segundo canto de ultrastar!-exclama Samír-, una serie de silbidos misteriosos que el viento solo puede recrear”

EXTRACTO CAPITULO XVI

Samir siente un espeluznante espanto mostrado secamente ante sus ojos, esa extraña sensacion que tienes cuando ves algo no natural ante tí mismo, y le da miedo,  intenta  apartarse poco a poco de ese tipo de bóveda resplandeciente mas no sabe como hacerlo, su piel se le eriza, sus principios de humano no le permiten ver mas detalles divinos de aquel espectro, una luz azul se desprende inmediatamente de este recinto misterioso, Ishtar se da cuenta de que alguien la está espiando, lo presiente y luego de un momento callada e inmóvil, se sonríe, piensa muchas cosas en su cabeza.

Un canto misterioso se apodera del aire que circula a los pies del cerro, es ¡el segundo canto de ultrastar!-exclama Samír-, una serie de silbidos misteriosos que el viento solo puede recrear, Samir se aleja poco a poco del lugar con mucho cuidado, volteando a cada paso la cabeza, como espiando a cada momento de que Ishtar no salga del cuarto ultrazul, poco a poco, sintiendo que ya está demasiado lejos, hecha a correr con sus pies cansados, pesados por el barro que ha pisado en la oscuridad, pero en este ambiente oscuro, ensombrecido por la montaña vieja, se topa con Ishtar de manera sorpresiva, se asusta, -¡no quise hacerlo!-; -no temas- le responde ella; Ishtar lo toma del rostro –no temas-, las manos frías de la diosa lo calman, -¡no me mates!-le implora, -No lo haré- le responde de nuevo ella.

El viento sopla glacialmente, el amor de la diosa hacía los humanos hace que ella jamas sienta ira ante cualquier error que cometieran ellos, “una especie que salió de un error entre miles de aciertos”,piensa, “entonces cualquier producto que salga del hombre también seguirá la misma suerte”.

Ishtar sabe que jamás mataría a alguien que pertenezca a una especie así, a quien ama con todo su corazón, los ojos negros de Samir le recuerdan que es parte de ella, su creación, un cuerpo de criatura semi ennoblecida por los mismos dioses jamás se comparará con la de estos últimos, la piel del humano que tenía en frente, curtida por el sol, le hacían sentir a ella piedad por aquella criatura semi noble. –¿que quieres saber?, le pregunta, - nada- le responde Samir.

-¿Entonces porqué te escondes?
-por miedo- le responde.

En el fondo Samir oculta muchas intensiones, por una parte quiere tener lo que tienen ellos, quiere vivir como viven ellos, quiere volar como vuelan ellos, quiere tener más de lo que le han dado ellos, quiere existir mas tiempo de lo que le han implantado, piensa que su vida es demasiado corta a comparación de ellos, quiere saber que emociones tienen, quiere darle un sentido a su existencia en este mundo, más de lo que les han enseñado ellos, quiere saber de donde proviene en realidad y porqué siente muchas veces encontrarse tan solo, “Samir quiere conocer el verdadero motivo del porqué tienen vida”.

EXTRACTO CAPITULO XVII

“Las estrellas brillaban con mucha mas fuerza aquella noche”, -Samir lo recuerda- mientras que la super luna parece haber cobrado un tamaño mucho mas colosal en ésta ultima perostía, siente que durante las noches el agua se mese aún más brava, tanto así que ya se ha llevado muchas aldeas construidas por sus hermanos a las orillas del agua.
Samír no sabe donde se encuentran ellos, ¿sabrá sentir?, se pregunta Ishtar, ¿sabrá amar?, lo mira permanentemente durante cuatro ciclos de luna nueva, luego llega a esta conclusion:

“Los humanos no manejan el don de los sentimientos, no saben como comportarse ante cualquier evento extraño mas que el propio miedo hacia nosotros, no saben querer, no saben amar, no saben soñar, no sienten el peligro que les acecha, no sienten la agradable sensación de la satisfacción, no sienten el poder de la alegría ni el dolor de la tristeza, por consecuencia, no conocen ni la risa ni el llanto”…

EXTRACTO CAPITULO XVIII

Ya casi ha pasado una perostía y con ella ya once super lunas, la doce está ya muy cerca, siente el agitar de los mares con mucha mas fuerza, siente lo ultrazul del cielo cada vez más notorio, “pronto la energía invisible de éste mundo se volverá visible ante los ojos del hombre”, -piensa- eso hará que se reencuentre con sus seres muertos, pero ¿sabrán recordar?, Ishtar piensa que estas criaturas solo actúan por obediencia propia, “un error entre miles de aciertos”, se repite de nuevo, los mira con desprecio, con desventura, sin paciencia, pero a su vez los ama.

La misma noche que hace flanquear los innumerables arboles, hace flanquear el corazón de la diosa, ¿Cómo sobrevivirían si los dejo solos?-se pregunta-, un fuerte dolor le viene a la cabeza, un fuerte dolor que le llega hasta el pecho, mientras que cierra los ojos para recrear un nuevo sueño, se enfrasca nuevamente en ello, su mente tiene la habilidad de permitirle todo esto, ahí interpreta los sueños que la atormentan, sus propios sueños que le invaden la calma, ¡imágenes!, alucinaciones que le llegan a su cerebro, ¡muerte!, ¡destrucción!, ¡innundación!, eso es lo que trae consigo la nueva venida de Nibiru a este mundo, ella se asusta, teme la nueva perostía, teme que los humanos desaparezcan, no entiende como estos seres de tan poca valoración para ella le hayan hecho sentir tanta retribución amable, amorosa, candorosa, no lo entiende.

A la mañana siguiente se enfrasca en sueños de oráculo, pretende encontrar una forma para que Gea no sea hallada por Nibiru en su camino, pero lo que encuentra es imposible, a su mente le llegan respuestas absurdas, ideas insólitas, ideas inimaginables, nada creíbles.

EXTRACTO DEL CAPITULO XIX

Apu Qun Tiqsi Wiraquocha, el señor de los báculos, el dios de todos los vientos y de la tierra, el de los estruendos del cielo y de todo lo telúrico en la tierra, creador de planetas, Señor de Nibiru, sintió el engaño ante sus ojos, se segó de ira, se contaminó de enfado, su rostro se nubló de espanto ante cualquier otro ojo que lo mirara, pidió seguir el rumbo de la luz ultrazul, la cual le marcaba el camino escondido de Gea”. [...]


       EXTRACTO DEL CAPITULO XX

Ishtar lo ama en silencio, se ha enamorado por completo, un fruto tan bello no puede ser borrado del universo – se dice- , camina de un lado a otro, luego regresa, vuelve a irse, Nibiru está cada vez más lejos-piensa- el plan resultó inesperadamente bueno para ella y Apu Qun Tiqsi Wiraquocha, el señor de los báculos se ha ido, -piensa- se sumerge de nuevo en el laberinto de pétreos muros, y le conversa a la montaña vieja.

La innumerable basura cósmica que gravita en el espacio alrededor de Gea hace que las noches sean inimaginablemente bellas para los hombres, el polvo estelar, compuesto en su totalidad de polvo de oro sacado de las entrañas de Gea, duramente echado al espacio por los hombres, ha hecho que brille sobre el color escarlata del cielo haciendo uno de los mas bellos paisajes jamas vistos en el cielo, los hombres sienten el placer de haber culminado con su labor, sienten la arrogancia ante las demás especies de animales, se sienten dioses, cubren sus cuerpos con polvo de oro, y saltan de alegría, de felicidad, ¡somos dioses!, ¡somos dioses!, se escucha pulular a lo lejos, mientras que Samir desaparece de esta escena.

EXTRACTO DEL CAPITULO XXI

Ishtar de nuevo se sumerge en sus sueños, una calma la tranquiliza pero un sueño le invade, una premonición, algo que solo ella sabe, ¡Ishtar!- escucha una voz a lo lejos- ¡Ishtar!, ¿quien osa despertar a la diosa en medio de sus premoniciones?, Samir la busca mas ella no responde, Ishtar lo espera, quiere saber hasta donde llegará todo esto, su corazon se recoge en su regocijo, Ishtar corre como una niña, sus labios expresan alegría, sus ojos expresan calma, su corazón siente una alegría inmensa, “Ishtar”, se escucha de nuevo a lo lejos, su voz, su curtido cuerpo, su compañero confidencial, su siervo fiel, “Ishtar”,  ella corre , no tiene en su mente nada, no piensa en nada, el corazón a su mente engaña, late tan profundo que recuerda sus momentos de niña, sus momentos de ternura, de alegría, se descubre totalmente de pensamientos y solo corre, “Ishtar”, “no te escondas”, - se escucha mas cerca, ella ríe, ríe tiernamente, su risa se pierde entre las paredes pétreas, y hacen eco en todas partes, “Aquí estoy Samir”, finalmente grita, grita con toda su alma, su voz de princesa a Samir encanta, mientras ella aparece varios pasos detrás suyo, “aquí estoy”-ella le dice-, “finalmente” él le responde,  las paredes pétreas parecen calmarse y un largo silencio parece hacer todo esto eterno, mágico, divino, el se postra ante ella, la reverencia como es su costumbre, ella con un leve saludo le asiente,  “princesa”- le dice:

“Mi alma en su voz descansa, princesa”, … “mi alma a su voz retribuye”, …“la retribuirá siempre”,  ella sonríe, “levántate Samir”,  le dice. El le hace caso, lo hará siempre, su siervo fiel, su compañero confidente, vé de nuevo sus ojos, las pupilas negras como la eterna noche, ella lo ama, él la ama también, ambos no desesperan y se abrazan en un encanto eterno, sus corazones lloran, lloran de extrema alegría,  vibran, el hechizo del cielo es testigo de todo aquello, y el viento compone “la tercera canción de ultrastar” para sus oídos.

Todo se convierte en un encanto mágico, algo que ellos quisieran que sea interminable, la super luna se pierde a lo lejos, pero estrellas extrañas se aproximan muy de cerca, velozmente, apresuradas, parecieran cargadas de ira, de furia, ¡Ishtar!, no ve nada, no presiente nada,su corazón a su mente nubla. […]

Estimados Saturnianos, éste es un extracto de la novela "Superluna" sacada del libro "El joven que subió a la montaña, y regresó para contarlo"/ Lima 2016, si tienes algún comentario o alguna pregunta déjala con toda confianza aquí debajo.