martes, 25 de octubre de 2016

Un cuento para jóvenes, "Una villana muy cercana"



..."Una carta llegó a sus manos sigilosamente, cayendo lentamente como cual pluma deja caerse por la comodidad del viento, sus marchitas puntas la hacían parecer extrañamente vieja pero ésta, sinceramente era la más vivaz y sutil de las cartas jamás escritas por una persona tal cual, sucumbió a sus manos luego de que se deslizara inusitadamente por debajo de su puerta."

...Mi muy añorada Yvanna...
Le he pedido a la noche, me conceda un momento contigo a solas, y aunque no me compete hacerlo, siento una ambición tan grande de lograr este tan esperado encuentro.

No te imaginas realmente cuantas noches he esperado esta rauda oportunidad, en que la luna- cruel por cierto- me dé la tan esperada venia para estar otra vez contigo, no quiero que te alarmes al leer esta carta- de la cual estoy seguro de que no tardará mucho en caer en tus manos- presiento que te dará tristeza, o tal vez nostalgia, quizás, y en esto no estoy completamente seguro de mí mismo, no sientas ni el más mínimo sentimiento para conmigo después de leerla. No sabes cuánto recuerdo los primeros días en el que nos conocimos, solo quiero, amada mía, que cierres los ojos por un instante y recrees conmigo esa tarde en el antiguo Stalingrado ¿recuerdas?, esos labios rojos y tu pálido rostro, el viento silbando a tu oído, mientras caían pequeños copos de nieve sobre tu cuaderno, las personas mucho más detrás tuyo bailaban sin parar, conmemorando un aniversario más de nuestra amada patria, la plaza Roja lucia alborotada y se escuchaban aun gritos de zozobra entre la multitud, ¡era espectacular!, el momento ideal y preciso para gritarle a los cuatro vientos lo mucho que yo te quería, y ¿recuerdas Moscú amada mía?, y aunque fuera en un lejano momento, casi trece años por cierto, yo los recuerdo aun con mucho ahínco, tanto así como recuerdo la primera rosa que te regale cerca de la plaza de San Petersburgo, y tu repentina sorpresa al mirarla aparecer como por arte de magia de la palma de mi mano, ¿recuerdas ese momento?, ¿qué felicidad tan imperecedera, verdad?, tus ojos pardos e incandescentes se abrieron para que con una mirada hacia los míos me dieras tu mejor sonrisa, y es que aún no lo sabes- aunque tampoco te lo dije, ni mucho menos me lo preguntaste ese día- no sabes lo difícil que es conseguir aquí en Moscú una rosa tan fresca y vivaz en pleno invierno, más aun, no sabes que maravilloso me resulto (después de tantos meses de esfuerzo para poder tener aunque sea una cita contigo), poder besar tus labios, sentir el aliento fresco de tu boca, palpar por unos cuantos segundos esos labios delgados y suaves que me volvían completamente loco todas las noches antes de dormirme y en esos momentos experimentar por primera vez la satisfacción de sentir la palabra amor revolotear por todo mi cuerpo, ¿te acuerdas la primera vez que me llamaste por el calificativo de "amor"? sentí el devenir de todos mis días anteriores como buenos amigos, una fuerte sensación me caló los huesos, desde los pies hasta la cabeza y no sabía si creer lo que estaba viviendo en esos precisos momentos. ¡Yvanna!, presiento que te sientes asustada por esta carta, adivino de que piensas que esto es una maldita broma de la cual ya es bueno terminar; solo dame unos minutos más, necesito culminar algo que debí haberlo hecho en vida, pero que por circunstancias del "destino" esto no lo pude lograr acertadamente, asunto por el cual me tienes aquí en esta carta, y mientras la lees, estoy seguro de que sientes mi presencia ya muy cerca, presiento aún que sigues sin entender, y no te culpo amada mia, hasta ni siquiera yo tenía previsto este repentino encuentro, esta tarea se ponía tan complicada para mí, pero más pudieron las ganas de querer escribirte sobre este tema, asunto del cual aún no sé cómo empezar, pero que una fuerza casi sobrenatural hace en mí que diga la verdad y nada más que eso, entonces comenzare a relatártela de este manera siguiente.

¿te recuerdas de Raskolnikov el polaco, tu mejor amigo?, ¿sí?, mi querida Yvanna, pues déjame decirte -y aunque sea a estas alturas- que el susodicho también estaba candorosamente enamorado de ti, no pasó mucho tiempo para que te desilusionaras de él, después de haberle dado el "si" en una noche como esta- como me lo diste a mi dos meses después de ese mismo día, lástima que lo tuyo con él duro poco ¿verdad?, él hubiese sido un buen hombre para ti, pues déjame reclamarte esto por cierto, con él te sentías vivazmente augusta, se te veía siempre feliz a su lado; mas no conmigo y después de mis innumerables esfuerzos anteriores por tratar de tener más que una simple amistad contigo, de esto se darían cuenta más adelante todos los muchachos de la facultad- ¡y es verdad!- conmigo no fuiste feliz, como hasta "cuando por fin" estuviste en los brazos de este, -bastardo ahora para ti por cierto- mas no para mí y te confieso de una vez aunque me duela hacer esta increíble confesión, "yo tuve mucho que ver con lo que paso con ustedes dos aquel día de tu desdicha", ¡sí!, y eso fue así, puesto que, la mujer con la que le encontraste besándose descaradamente aquella noche era -por así decirlo- una vieja amiga mía- muy amiga te lo confieso- es que no soporté el terrible momento en que por primera vez los encontré agarrados de la mano, te lo juro, me llenó de tanta rabia verlos a ustedes dos caminando juntos después de salir de clases, fue tan repentino, tan fugaz, mis ojos se sulfuraban, mientras que mi corazón no cesaba de hacer mil latidos en cada respiración ahogada y todo esto me produjo un dolor exagerado en la garganta el cual me dolió tanto hasta tal punto de querer sacarlo por la boca en ese momento pero no pude; y al verlos ahí, sentía todavía esa gran impotencia por no ser él en ese preciso momento, por no ser esa ser persona la cual agarraba tu mano, por no ser yo aquel al cual tú le regalabas tu mejor sonrisa, ¡impotencia!, al saber que ese tipo tuviera siempre a cualquier chica que se le antojase, mi ira no pudo contenerse más al verte a ti a su lado y en vez de estar felicitándolos por su nueva relación - como todos nuestros compañeros lo hacían estúpidamente- me tome la libertad de planear una estratagema, día y noche, para poder solucionar mi enojo. En una noche entonces, así como un sueño loco, me decidí en jugar a los sueños e ilusiones- (y desilusiones por así decirlo también)-, encargue mi alma a lo más oscuro que puede existir entre los seres humanos y me deshice de la moral y de la conciencia propia, me propuse hacer sentir a otros lo que en ese momento yo sentía, te confieso entonces que entre mis primeras acciones pecaminosas acabé con la relación de tu mejor amiga María Rosalenka con un muchacho - no tan enamorado de ella, es verdad- mediante una carta apócrifa escrita con mi propia letra, la cual supuestamente dedicaba éste último a una nueva muchacha que había conocido, ví que era muy fácil romper la palabra amor de los seres humanos, además comprendí que esa palabra era muy inestable -como lo inestable de la personalidad de muchos jóvenes enamorados-, me sentí bien conmigo mismo, regresé a mi cuarto y dormí tranquilo esa noche, la misma noche en que te sentía más cerca de mí y de mi nuevo mundo. Miraba tu retrato en el pequeño álbum de fotos que tenía muy audazmente escondido dentro de mi mesita de noche y te imaginaba siempre mía, sentía esas tibias manos rosando mis mejillas, me hacia la idea de que estabas siempre allí conmigo, imaginaba cada uno de tus dedos, -¡sí!- hasta el más mínimo detalle de cada uno de los delgados dedos de tus blancas manos hasta terminar en tus rosadas uñas, recordaba esa tibia sonrisa que le dabas a tus mejores amigas y me las imaginaba que me las dabas a mí, tanto así que una noche entre sueños incompletos te llegue a soñar a ti, querías jugar conmigo y me llevabas de la mano hacia un lugar escondido dentro de las numerosas hierbas fuera de las aulas. No noté que mis sueños no eran los mismos a los tuyos y me perdí del camino de la realidad, esa realidad que veía derrumbar a mis sueños cuando te vi aquella vez con aquel tipo.

[MI IRA NO PODÍA CONTEMPLAR TANTO SUFRIMIENTO DE MI PARTE, NO PODÍA NI UN INSTANTE TOPARSE MÁS CON LA CRUDA REALIDAD CERCANA A MI LADO.]

A las tres semanas siguientes, los veía tan apasionados en su nueva relación, a él y a ti, que me dió mucha más rabia aun, sabía que el fantasma de mi subconsciente me estaba jugando una mala pasada, entonces decidí ir por nuevas víctimas que sacien el dulce licor de mi desdichada vida, me encomendé de nuevo a los inmanifiestos espíritus de lo más vil e infrahumano que puede existir en las tinieblas retorcidas de cada uno de nuestros corazones y hasta que estos un día decidieron darme una ayuda a cambio de mi desventurada alma, a la que acepté sosegado por mi propio orgullo casi resquebrajado, y resuelto a terminar de conocer la fortaleza de la palabra "amor" me aventure a participar en la fiesta de fin de ciclo de nuestra eterna facultad de medicina, ingrese al lugar acompañado de una hermosa ninfa- muy hermosa vale mencionarlo- y juntos, después de una ceremonia protocolar, comenzamos a bailar al son del compás de la música, ella, déjame decirte, era el diablo en persona, por cierto -los que se la imaginaban diferente tenían que saberlo algún día-, y mientras esta dama bailaba conmigo, se preparaba para dar rienda suelta a todo su libertinaje diabólico, era la muchacha más exquisita de toda la fiesta, pero tenía esa mirada felina que muy pocas mujeres tienen, mirada cuya buena o mala impresión hace caer a cualquier hombre ordinario, vestía un traje blanco bastante corto, el cual dejaba al descubierto sus esplendorosas piernas y un rostro pequeño pero estilizado que hacían robar las miradas de cualquier hombre durante el baile, yo me sentía emocionado por tan desmesurada belleza, tanto así que preferí en un determinado momento quedarme bailando con ella por toda la noche, sin embargo, después de estar bailando unas cuantas piezas juntos, y sin percatarme momentos antes, note que ella y tú coincidieron por las espaldas sin darse cuenta y me percaté de lo impresionante que te veías tú a su lado, tu vestido celeste hecho hasta los tobillos hacían denotar tu personalidad sencilla y correcta pero a la vez sensual y maravillosa, me hiciste ver la grandeza de mujer que eras comparada con ella y con una mirada hacia mis ojos me hiciste denotar lo inferior que éramos mi ninfa y yo bailando a tu lado.
{..."Un nuevo compás se esconde, entre las difusas notas de un desvaído canto musical constante, apareciendo y desapareciendo como cual oscura golondrina que se esconde cuando hace un nido, relajando con sus notas a tan desmesurado, diabólico, pérfido, desfachatado y descortés oído, contorneándose a lo largo de mi alma, como queriendo decirme una canción se esconde, disimilando su nostalgia hasta haberse ido." ... }
Y esta muchacha, luego de estar bailando conmigo un par de canciones, se dispuso a olfatear a su nueva presa, éste era un joven muy amigo tuyo y de Rosalenka, tenía una relación bastante avanzada con una amiga tuya la cual estaba embarazada, bastaron solo cinco minutos para que en las proximidades del baño, este joven se topara con mi increíble musa, la miro con unos inocentones ojos y luego agachó la mirada como para hacerle creer que no la estaba observando, mas mi ninfa no creía en estúpidas patrañas de hombres imprudentes, y se lanzó a envolverlo con una sutil delicadeza, la cual fue rápidamente irresistible para el joven muchacho, ¡pobrecillo!, le presentí susurrar a ella, mientras me miraba y yo me reía abochornado. Tres días después me enteré que se había separado, y por si fuera más, el muy insensato muchacho intentaba llamar la atención de mi ninfa una y otra vez, inclusive mandando tiernos mensajes en pequeñas cartas de amor sin imaginar que la dirección a la que enviaba sus, en general ridículas cartas, era la parte posterior de mi propia casa, ¡qué estúpido! -me dije-, increíblemente el "amor" es una palabra inexistente hoy en día, es lo más superficial de los sentimientos y de las pasiones, (puesto que nosotros los seres humanos- si es que me considero eso aun- tenemos mejores pasiones por quien existir y por qué luchar en este mundo). Mi musa saboreo su triunfo, había hecho fracasar de nuevo al amor, incluso quiso saborearlo con la nueva vida que estaba por nacer de aquella relación con esa muchacha, pero yo no le permití hacerlo, -si de algo me tengo que jactar, es de esto- pues ésta nueva vida no tenía nada que ver con el fracasado de su padre, a cambio de esto decidí recortar los días de mi vida, -pues ¿qué me quedaba?, ya que jamás entraría al cielo- esta acepto gustosa después de unos minutos de pensar mi propuesta, pero en vez de tomar para mal esta osadía mía, quería darme algo a cambio, algo que nos hiciera sentir gustosos a los dos. Con esto te quiero decir que ambos preconcebimos el plan para tu desventurada desdicha. Pasaron otro par de semanas, hasta cuatro domingos creo, yo y mi triste adicción por saber más de Raskolnikov, como nadie en Moscú sabia, quizás hasta ni su propia madre, mientras los veía muy candorosamente besarse en una de las bancas de madera burdamente puestas en las afueras de la facultad, esa visión me irrito aún más en silencio y con las ganas encrespadas me retire casi atónito del escenario catastrófico, no sabes cómo mi cuerpo ardía, no sabes cuánto deseé desaparecerlos a los dos juntos de la faz de la tierra por una buena vez y que se vallan a vivir su desquiciado amor fuera de este planeta donde no coincidieran jamás con mi desdicha, hasta que sentí el olor agradable de mi ninfa, ella estaba también ahí mirándolos escondida entre los matorrales del lugar, me miró y se reincorporo lentamente y con una sonrisa sutil me susurro al oído todo lo que tendríamos que hacer para esa misma noche. Ideamos juntos un plan diabólico, -del cual creo que tú ya sabes el desenlace más que nosotros mismos- esa misma noche después de salir ustedes dos de la facultad, ambos tenían planeado salir a cenar -como era su patética costumbre de enamorados- pero hubo una artimaña perfecta en este momento, -y es que más sabe el diablo por viejo que por diablo, y eso es muy cierto- por otro lado, este diablo era muy joven para prever un plan casi perfecto, digno de ser llamado diablura, para todo lo demás, me adjudico todos los daños causados a tu persona mi estimada Yvanna. Teníamos que tenerlos separados, eso era objetivo muy duro de preconcebir para con dos locos enamorados como ustedes, la luna llena alumbraba con una exquisita resplandescencia esa noche, "ese sería el momento perfecto para que pase una nueva alma en pena"- me dijo mi ninfa-, mientras me señalaba sonriente a una muchacha joven muy conocida mía que pasaba por el lugar, era una chica superficial, vanidosa y con poca autoestima, ¡digna de ser utilizada como carnada!, y mientras se le escuchaba a esta maldecir a cualquier persona que se le cruzase por la cabeza o simplemente que ella misma recordase con poco agrado, se le escuchó pronunciar una frase no tan elocuente, ni mucho menos positiva pero algo trivial: -"maldición, ¡daría mi alma al diablo por ser más bonita!"- se decía a sí misma, y mi ninfa sin escuchar nada más a cambio se lanzó contra ella, la envolvió con sus encantos, le lanzo un hechizo insonoro que le hizo superficialmente hermosa, aunque ella no se diera cuenta aun, luego de esto, la nueva esbelta mujer siguió su compas hasta que por casualidad paso por una calle principal donde avanzaban en sentido contrario a ella un grupo de cuatro muchachos con ropa deportiva, y mientras la sombra de los grandes arbustos de la calle principal descubrían el nuevo rostro de la muchacha, estos al mirarla se quedaron perplejos, completamente estupefactos, pasaron por su costado y sin medir composturas voltearon para verla de espaldas-¡pero mira que tal dulzura!- le dijo uno en voz alta, mientras el otro le soltó un silbido, la muchacha volteo de lo sorprendida en aquel instante, -¡bueno!-, acabo de cumplir sus anhelos- me dijo el diablo-, "ahora me toca recibir lo que me pertenece", todo esto ante mis ojos y yo con la mirada perpleja y todavía sin creer lo que mis propios ojos habían experimentado. Esa misma hora, en la que la noche ya cubría con una inmensidad de voluminosas sombras bajo los grandes árboles, mi mente no podía comprender todavía en lo que mi vida se había convertido, mi corazón culpaba a mi imaginación por la creación de tan inefable sujeto, mientras que mi mente reprochaba cada momento que mi corazón se había enamorado de ti, Yvanna, la culpa no solo era entonces el resultado de varias secuelas de momentos reprimidos por mi propia desventura, sino también el resultado de la inmoralidad propia de los seres humanos, despedí un fuerte suspiro, alcé la mirada al cielo y mientras denotaba particularmente las estrellas, la escuchaba hablar: -¡La noche es hermosa, muy propicia e imperecedera!- se decía mi diabólica compañera, mientras veía como tú te despedías de Raskolnikov por última vez, para mi rebosada felicidad.
[UNA FELICIDAD CASI FORZADA POR MI PROPIA DESVENTURA, UNA FELICIDAD A MEDIAS, UNA FELICIDAD NO TAN REAL PARA SER LLAMADA DE ESA MANERA...]
Pasando a segundo plano todas estas cosas- ya que considero que desvarían al objetivo de esta carta- la cual con lujo de detalles te quisiera contar para después (y es que considero de que deberías saber esto también), debes comprender que yo no tengo mucho tiempo para estar aquí contigo, debo confesar que he cometido muchas patrañas aquí en la tierra (entre buenas y muy malas también) pero que de igual modo me merezco ir al infierno, solo quiero una última oportunidad para irme a descansar tranquilo allá abajo, y estas cosas que quedaron en mi cerebro perturbado, perturbaban también mi alma -debes saber entonces que las almas en estas condiciones no llegan ni al infierno ni mucho menos al cielo- fue entonces que le pedí al Señor de la Blanca Luna que bregara por mi ante el Divino Señor para poder salir a despedirme - especialmente de ti- en este mes de Octubre, y mientras escribo esta misiva, siento el aire fresco de la antigua Cracovia y siento que ya estoy llegando a tu recinto, veo las antiguos rosedales allí adyacentes a la facultad de medicina, y mis pies descalzos se emocionan por tocar ya el piso gélido de bloquetas de piedra allí colocadas, mi corazón late intempestivamente como aquel primer día que toque tus hermosos labios, o como aquel día que recibí mi diploma de egresado de la prestigiosa facultad de medicina en San Petersburgo, ¡o cuando me saque una buena nota en la escuela y quise regalársela como sorpresa a mi buena madre!.., aparte de esto, -y tocando este punto ya que no me quedan más que minutos en este mundo- quería que le entregaras esta otra pequeña carta que te mando, quisiera que se lo colocaras por debajo de su puerta, allí están escritas con mi puño y letra todo lo que yo he sentido por ella (la pobrecilla tiene que saber que a pesar de mis descaradas acciones en este mundo, nunca tuve malos sentimientos para con ella), tan solo el más puro y subliminal amor que pude encontrar yo un día en este mundo,-y que no lo cambiaría por nada ahora que medito- vive en la calle Magnitogorsk, cerca de la campiña de San Petersburgo, busca la pequeña casa número 346, allí de repente encontraras a una mujer de entrecano pelo, unos ojos azules trasluciendo su mirada firme y un rostro duro pero tierno, no le mires a los ojos pues estos delatarán tu cometido, no te vayas a sentar tampoco en la gran piedra casi cuadrada que se encuentra al frente de mi casa, pues por el simple hecho de que harás llamar más aun la atención de ella (debes saber que yo de niño jugaba con ella en esta piedra cuadrada y desde entonces ningún niño más ha jugado allí, ni mucho menos sentado cualquier persona), déjala pasar y pósate unos cuantos pasos más a la derecha del antiguo abedul allí colocado, no te vayas a asustar por la pequeña iluminación que trasluce aquella ventana principal de mi casa- debes saber también que ella lo deja así para que ningún ladronzuelo pille en el interior de la cobija- tan solo y con sumo cuidado, aproxímate, deslízala bajo la puerta, y luego sin mirar hacia atrás márchate pues ella no debe tardar en llegar. Lamento -otra vez- por hacerte esperar para contarte sobre lo acontecido esa noche con Raskolnikov, presiento que tienes ganas de saberlo y aunque lo disimulas muy bien en estos momentos -tienes que comprender que yo ya soy un alma y como tal, leo los pensamientos del alma de cualquier persona- así que procederé a contarte con lujo de detalles lo que pasó aquella noche: ¿Recuerdas la chica vanidosa de la calle principal?, pues fue mucho su orgullo que invoco al diablo para tal transformación, y como cual tan famosa metamorfosis kafkiana, el diablo la convirtió en bella, pero este último pidió su favor a cambio, y le importó muy poco llevarse su insignificante vida al otro mundo, por lo cual le condonó esta misma a cambio de una cita bastante particular con el tan conocido y popular Raskolnikov, a lo que ésta acepto gustosamente. Después de que ustedes salieron de cenar esa misma noche, Rakolnikov se retiró fumando su típico cigarrillo -del cual supongo que te recordaras muy bien pues hubo un incidente con los fósforos minutos antes de despedirse- paso por la avenida Krasni y volteo hacia la calle principal de Sibstroiput, en donde se tropezaría intempestivamente con una bella mujer, muy bella por cierto pero con el alma condenada por su propia desdicha, y es que existe mucha diferencia entre la belleza de las personas- y esto me di cuenta por primera vez- unas tienen la glamorosa belleza externa que les da una cara bonita o un cuerpo hermoso, otras en cambio, tienen la belleza interior muy avanzada, tanta como para poder alcanzar los sueños que tanto anhelaron por su propia cuenta, otras sin embargo, como tú mi estimada Yvanna, y como por obra de Dios, tienen ambas cualidades, y a esta doncella, Raskolnikov vio con sus irradiante ojos de conquistador empedernido, la ayudo a recomponerse del suelo y le alcanzo las hojas que se habían caído y desparramado por casi toda la esquina de la calle Krasni, sintió ese instinto de depredador varonil que le dictaba su corazón y decidió acompañarla hasta la estación central, donde esta última tomaría el tranvía, unos cuantos minutos después no tardaría en comprobar la disponibilidad de la muchacha, y así en pocos minutos de pensarlo- y sin medir consecuencias posteriores- se aventuró a besarla apasionadamente, esta correspondió de inmediato y se enfrascaron el uno con el otro en un momento de felicidad pasajera, tan solo compartida por algunos transeúntes del lugar y un perro callejero que meneaba la cola. 

[Y ES QUE LA LOCURA NO MIDE CONSECUENCIAS, TAMPOCO LA DIABLURA, EL AMOR IGUAL, MAS ESTE ULTIMO PERCIBE OTRO PROPÓSITO MAS SUBLIMINAL EN EL ALMA Y EN NUESTRO CORAZÓN.]

Te leo el pensamiento esta vez y veo lo que ocurrió en aquella noche, y no entiendo por qué lo seguiste en aquella ocasión hasta la estación Central, presiento que un latido en tu corazón sabía lo que iba a pasar ¿pero cómo?, ¿acaso un presentimiento?, ¿acaso una fuerza casi celestial te llevo casi sin querer al lugar de los acontecimientos previstos? y yo en ese preciso instante volteo mi rostro y veo el tuyo completamente desencajado, un perro ladró en ese instante y Raskolnikov volteo de la sorpresa y el susto que puso su cara al ver la tuya mirándolo, una lagrima cayo en la vereda de la Estación Central y luego muchas más interminablemente, un fuerte sollozo me colmó el alma entrándome por el oído derecho e hincándome hasta la cabeza, esto no tenía que suceder así, ¿este era mi tan anhelado deseo?, de pronto mi musa desapareció descaradamente y nos dejó solos, me sentí terriblemente insensato, consternado y desprotegido, salí de mi escondite de donde estaba metido hace unos minutos y termine por abrazarte, ¿tu sabias esto? me dijiste- ¡no!- te respondí yo absolutamente convencido de mi mentira, -¡es un maldito!- me dijiste mas yo no te respondí nada, me quité el saco y te lo puse en la espalda, luego te lleve caminando afuera de la Estación Central, mientras Raskolnikov se partía el alma con tan desventurado desencuentro.
[..."Inquietantes las estrellas brillaban alrededor tuyo, tus ojos miraba y sintiendo una infinidad de emociones casi sin entender hice la primera canción sin fin, y en ella puse a mi corazón encantado, y mientras tú me mirabas sentía el correr de mi vida pasada, los recuerdos me tiré al hombro y aceleré con ellos hacia a un lugar casi inimaginable alrededor tuyo"... ]
Nunca más lo volviste a ver, presiento que él se fue muy lejos, tal vez de la vergüenza, tal vez del miedo, tal vez..., y miles de tal vez no calmarían esto, te regale una rosa y me miraste complacida, diste un suspiro al aire y te reíste de lo que había pasado en aquel día, te di un beso en la mejilla y tú me susurraste un "Te quiero" al oído, sentí todo el recorrer de mis años al lado tuyo para toda una eternidad, te sentí mía, te quise y me prometí hacerte sentir la mujer más feliz en todo el universo, un ave graznó a lo lejos, arranque una flor amarilla de entre las miles que habían en el parque y te la coloque por encima de tu orejita izquierda, me quedé perplejo y maravillado de lo bien que te quedaba y de lo mágica que te veías con esta y sentí esa ganas locas de poder besarte, de abrazarte, de colmarte de deseos locos, te acaricié el rostro, te rose las piernas, y maravillado del placer de tenerte conmigo solté una lagrima profunda hacia el interior de mí mismo, esta se convirtió en un dolor maravilloso que bajo por mi garganta y se posó en mi corazón, lo lleno de felicidad, de fuerza, de alegría intensa, de una infinidad de suspiros contenidos que se deliberaron en aquel momento, te pregunte- ¿quieres estar conmigo?- si- me contestaste con una risa sincera y atrevida entre tus mejillas, y ese aroma tuyo se impregno en mi ropa y en mi corazón. Todo transcurrió tan de improvisto, inimaginable hasta para mí mismo, te bese profundamente y luego te seguí tocando mucho más, mi amada Yvanna, mi amor por ti nunca tuvo un límite fijado, un axioma fehaciente, un algoritmo adecuado, me preocupe por hacer de cada día tuyo uno más especial que el otro, desplegaste mis preocupaciones para dar paso a una personalidad sociable conmigo mismo, nunca más me culpe de lo malo que había obrado, me sentía un Dios contigo a mi lado, quise expresar esa alegría con cualquier persona que más necesitase de la palabra amor en su corazón, ¡sí! ¡de la palabra amor!, traté de hacer tus sueños uno solo junto a los míos, imagine una familia a tu lado, me olvide de mis antiguos romances pasajeros y creí férreamente en el amor real, en ese amor que te arranca un suspiro cada mañana, y querer saber bien que es lo que está haciendo esa persona en cada instante, esa fuerza que te levanta bien cada día y te hace cantarle poemas al cielo, a la noche, a la luna, decirle a los cuatro vientos que soy feliz contigo, a tu lado, rogarle al Señor que no me separe de ti nunca, y si Dios es Dios no nos separaría por ningún motivo, porque Dios si perdona, pero el diablo no olvida, y yo a este último le había prometido un trato hace un buen tiempo. Una noche, así de improvisto, me llamo entre silencios, me hendió el corazón y los sueños, me introdujo en una espeluznante pesadilla de la cual no salí tan airoso, me escabullí entre casas inhóspitas pero todo fue inútil, sentía su presencia cada vez cerca y esa voz espeluznante que me llamaba a cada instante, veía su rostro, y en este el rostro de mi musa, sobresalían de esta unos cuernos largos, saltaba de un lugar a otro buscando en donde poder encontrarme, sonaba un teléfono cerca, sentía el golpetear de una puerta, dos, pero ya no dos, sino varias, unos cuernos rojos que se posaron delante mío y una boca que se abrió intempestivamente me hicieron saltar bruscamente de la cama y mirando a todos lados sentí el respiro profundo de mi cuerpo y me sentí en calma. Pase muchas noches en descoloridos insomnios, mientras tú me llamabas y no sabías el porqué de mi repentino cambio, pero más que eso yo quería seguir haciendo de tus días los más bellos, implore por todos los medios que jamás te hicieran daño, mas no pude controlar esto.

[DIOS PERDONA, PERO EL DIABLO NO OLVIDA Y A ESTE ULTIMO YO LE DEBIA BASTANTE...]

Una tarde tu viniste con rojas heridas en el brazo, te pregunte alarmado lo que te había pasado y me dijiste que te habían atacado, que te habían querido robar y que quisieron llevarte a la fuerza pero que te escapaste llorando, mi dolor se acrecentó aún más y no sabía cómo solucionarlo, presentí que era ella la que estaba ocasionando tales actos, una fuerte fuerza de voluntad me hizo ir detrás de ésta casi sin pensarlo, -¿acaso sabría dónde encontrarla?, ¿acaso presentía su madriguera, su escondite funesto?- esa misma noche me escape por entre los matorrales y me metí entre las antiguas higueras de la vieja facultad de medicina, un ave graznó en ese instante y me acorde del día en que bese tus labios, supuse que había encontrado una señal de lo que tanto ésta me reprochaba entre sueños, en ese instante iracundo y con mucha rabia me propuse a alcanzarla para proponerle un nuevo trato, la alcancé a oír un instante, su presencia se me hacía cada vez más cercana al contacto, mientras que ella pareciese que me veía y huía a cada instante como si estuviera espantada de mi efervescente rabia, en ese momento la encontré llorando, sollozando entre las matas y salte hacia ella para poder atraparla efusivamente, en esos momentos toda la escena se descubrió ante mis ojos, sentí el duro golpe de una autopista y escuche el ronco sonido de una bocina que me arroyo intempestivamente y me hizo rodar hasta el acantilado, todo lo demás que yo recuerde fue insonoro después, como hasta el día de hoy, sigo escuchando tus risas, un llanto lejano y entre estas una bocina estremecedora que me aterra cada vez que la escucho pasar por mi costado, pero sé que esto no lo escucho de alguna forma, solo sé que esto se quedó guardado en mis recuerdos, y es de lo único que recuerdo a cada instante de este último instante de mi añorada vida, suelo a veces recordar la escena del día siguiente, pero esto es lo que más aborrezco, un día muchos entenderán que es la muerte en sí, algún día experimentarán por un solo segundo lo que sentí yo en ese instante, mas no sé cómo explicarlo, siento esta como un dolor ajeno que se te representa de imprevisto y te lleva rápidamente fuera del cuerpo hasta que te das cuenta que ya no estas más ahí, ¡cómo hubiese querido dejarle un último beso en la frente a mi madre!, ¡cómo quisiera haberles dicho lo mucho que las amaba por última vez!, ¡cómo no haberles dado una última palabra de aliento y una última sonrisa a mi salida!, ¡cómo no haberte abrazado fuertemente por última vez mi Yvanna!, cómo no haberte podido poner otra flor en la oreja, ¡cómo no haber gritado a los cuatro vientos lo mucho que te amaba!...
Una pluma blanca vuela hacia mi rostro y presiento que ya se acabaron los minutos aquí contigo, el Señor de la Blanca Luna me hace una seña para poder seguir mi camino hacia otro lado, hacia un nuevo mundo, hasta otro momento en un nuevo universo con diferentes características, pero y aunque todavía me espera una dura condena, no quería irme sin decirte todas estas cosas mi añorada Yvanna, y aunque diciéndotelo con todas mis fuerzas presiento que no me escucharías en lo más absoluto, te las digo y te las hago recuerdo resumiendo todos mis sentimientos en una sola palabra: ... "te quiero"... , y lo grita fuertemente mi alma muda, como queriendo hacer un trabajo casi irrealizable para mí mismo, mi corazón se parte en mil pedazos, se funde y derrite dentro mi extinto cuerpo, te quiero y suelto mil lagrimas que brotan como charco de mis desventurados ojos, tristes y a la vez complacidos de mirarte de nuevo, "te quiero " y siento que tu corazón se agita cada vez más,... te esperaré mi amada mía, te buscaré en cualquier universo, aunque solo sean sombras las que encuentre en todo este nuevo trayecto... ¡Oh!, mi estimada Yvanna, hace aproximadamente unos minutos cuando empezaste a leer esta carta, comencé a sentir en tu alma una ira extrema poco agradable para mi fin previsto, pero que poco a poco se ha ido consumiendo hasta convertirse en un diminuto y frio dolor en tu vientre y saliendo por la boca de tu estomago yacen al fin resueltas todas las penumbras de tus incógnitas no contestadas hasta hace algunos instantes, esta vez me siento contento conmigo mismo, y siento que mi alma por fin se ha liberado de tan doloroso hechizo, ya siento el ardid que me preparan los de allá abajo -y solo espero consciente mi juicio en estos lares- lástima que hoy no pudiera haber llegado a tiempo para mirar de nuevo tu recordado rostro (debes saber que hace unos instantes me topé con Rosalenka y se desmayó del espanto, ella sabe que ya desde hace mucho tiempo que estoy muerto, ¡hubieses visto su cara!), y creo que ya no existiendo más dudas sobre tus desventuras, debes saber que solo quería hacerlas expresas para que tú - al igual que yo- viajes a un nuevo destino después de desvaída de este lugar, no tratando de encontrar más piezas a tan desencadenado desenlace, siento mi alma calentarse de a pocos, siento el agudo ruido de la candela que se mete hasta el fondo de mis oídos, ya de tanto escucharlo que me aterra, mi alma se condensa y mis células se consumen lentamente transformándose nuevamente en diminutas partículas de polvo que se mueven incesablemente por el aire revolcándose y confundiéndose con el blanco polvo de la ciudad, mientras tu yaces en lo más alto junto a tu nueva familia siento nuevamente que hice bien en contarte todo esto, deseándote solo que tengas una larga y muy buena vida allá en la tierra, no sabes lo reconfortada que se siente mi alma el estar aquí por fin con ellos, mis recuerdos me tiro al hombro y cargo con ellos el peso de mis desdichadas penas.

{..."Junté a la luna con las estrellas y estas danzaron para ti gustosas, una a una iban bajando, como cuando una lagrima de amor cae repentinamente manteniendo un desliz casi perfecto hasta llegar a tus labios"...}


Fin



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